Con un Palau Sant Jordi a reventar y con una media de edad muy baja los donostiarras La Oreja de Van Gogh presentaron en la ciudad condal los nuevos temas de “Guapa” su último trabajo.
Con imagen renovada, menos rubia de lo que nos tiene acostumbrados y metida en unos estrechísimos pantalones Amaia hizo su presentación en el escenario y así empezaron a desgranar, un darrere l'altre, los archiconocidos temas como dulce locura, a diez centimetros de tí la La playa.
Un público totalmente entregado correo temas como 20 de Enero y hizo de estos unos momentos inolvidables y no menos impresionantes al cantar al dedillo los temas y hacer retumbar El Palau.
Un excesivo empalme de temas sin apenas interactuar con el público y una Amaia “a su aire” nos trasmitia la sensación de que el concierto no iba con ella y que canta porque tiene que cantar no porque sea lo que le gusta hacer.
Noche emotiva para Álvaro Fuente (bajo) que con motivo de su aniversario pudo oir y sentir como el público le cantaba un emotivo “cumpleaños feliz”.
Resaltar el excesivo protagonismo de Xabi (teclados) quién se permite varios lujos sobre el escenario: Su afan de ser el centro de atención, entrar tarde y mal con los teclados en los temas y la última, y más notosa, pretender dar una intensidad a sus movimientos de cuerpo como si en ello le fuera la vida a lo Nacho Cano sin poder ser comparable y quedando este en un ridículo aprendiz del formidable Nacho.
Y así, con un total de 27 temas, y más de dos horas de concierto La Oreja de Van Gogh puso el broche final a su actuación en Barcelona.
Mi impresión final es que salí un poco decepcionado: músicos que no son todo lo profesionales que uno querría, una cascada de temas conocidos donde lo tienen todo hecho y una voz de Amaia que no es tan potente como uno creia, además de dejar algún que otro gallo en ese fabuloso Palau Sant Jordi.
Sin duda alguna los auténticos protagonistas de la noche fueron las 18000 personas que asistieron al concierto y que se dejaron la piel, la voz, las fuerzas de tanto botar y la ilusión en darlo todo.