No promises – Carla Bruni

 

Navegando por la red he encontrado esto que define muy bien el último trabajo de Carla Bruni. Me parece tan malo que no quiero ni perder el tiempo en hacer una crítica de No Promises 

Cuatro años después de su sorprendente debut con «Quelqu´un m´a dit», Carla Bruni vuelve con un segundo disco. Para esta ocasión, la ex modelo ha musicalizado una serie de poemas de autores de finales del siglo XIX y principios del siglo XX como Emily Dickinson, William B Yeats, Wystan Hugh Auden o Walter De La Mare.
 

La ceguera de las multitudes no para de maravillarme. El nuevo caso es la Bruni. Si su primer disco tenía una nota más que pasable y un erotismo innegable, éste insoportable segundo trabajo evidencia una gran realidad: ésta chica no sabe cantar, dificilmente afina y, expresar, lo que se dice expresar, sí que expresa: aburrimiento. Un «bluff». Un engaño. Un montaje. Gente rica haciendo música para gente rica «in» que están más «out» de lo que creen. Si quieren música con clase cómprense el disco de Xavier Rudd y dejen que la modelo ésta se dedique a posar, que es lo suyo. No dejen que las compañías les tomen el pelo. Zapatero a tus zapatos.Pistas de No Promises 01. Those Dancing Days Are Gone 
02. Before The World Was Made 
03. Lady Weeping At The Crossroads 
04. Felt My Like With Both My Hands 
05. Promises Like Pie Crust 
06. Autumn 
07. If You Were Coming In The Fall 
08. I Went To Heaven 
09. Afternoon 
10. Ballade At Thirty Five 
11. At Last The Secret Is Out 
 

 

Un comentario sobre “No promises – Carla Bruni”

  1. Yo escuché el primer CD, y pensé ¡vaya capricho ha tenido la niña!
    Desde luego su voz es muy fràgil, a veces me hace sufrir al ver que no va a llegar al agudo… Sácale a mi tocaya unos centímetros de altura, ponle unos quilitos de más, y olvídate de esa carita celestial, que queda? Crees que hubiera tenido oportunidad de grabar un CD si su nombre fuera otro?
    Además si ves los videos de conciertos, es muy estática, casi ni mueve los ojos. Utilizando la melena para taparse el pinganillo.
    En Francia les gusta mucho esa imagen «BOBO» (BOhemien BOurgeois), o sea, ser un intelectual de izquierdas y burgués.

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