Mientras la banda portuguesa David Fonseca ejercían de merecidos teloneros y calmaban la ansiada espera, mis nervios iban aumentando y deseaba de todo corazón que las sensaciones que tenia no me traicionaran y me dejasen en brazos de la decepción y que este concierto fuese una simple actuación, una más, en la recién nombrada capital del mediterráneo.
Comentan que con Under the iron sea (su segundo trabajo) se les fue de las manos parte de la credibilidad que se habían formado como grupo de rock alternativo, con tan solo un primer trabajo, y que buena culpa de esto la tuvieron esas macro giras, en inmensos estadios, donde quizá, alguien, pretendía (o pretende) encaminarlos como superventas.
Ahora lo entiendo todo. Nada más lejos de la realidad. Ahora entiendo el giro del grupo con este tercer disco, como han reconducido su sonido y sus directos volviendo un poco a los orígenes en sala de pequeño y mediano tamaño y demostrando que tienen claro que pueden y quieren estar en esto de la música.
No se con que calificativos describir el concierto de Keane en Razzmatazz. Este ha sido un concierto para deleitar a todos sus seguidores (aunque también a sus detractores). Una noche especial, mágica, donde grupo y público lo han entregado todo, mutuamente.
El concierto ha sido espectacular. Con una sala repleta, con el cartel de no hay entradas desde hacia tiempo y, como he dicho anteriormente, con un público totalmente rendido y con una puesta en escena de los más natural: sin estridencias, sin pantallas de turno, sin complementos innecesarios encima del escenario y focalizando toda la atención en la banda y sus instrumentos.
The lovers are losing suena y respiro profundamente. La primera canción y ya es mucho mejor que la del disco. El directo hace que la canción sea genialmente buena. Mis dudas sobre el nuevo sonido se diluyen y realmente empiezo a ser consciente de quienes son estos chicos llamados Keane y que es lo que pretenden esta noche.
Una tras otra, sin titubeos, con contundencia y seguridad, las canciones han ido cogiendo protagonismo y durante toda la velada la sala ha sido un clamor al que hemos sucumbido y donde la inmejorable y sorprendentemente voz de Tom Chaplin ha sido perfecta. Potencia, sonido y matización en temas musicales que todos tenemos muy sobados y que el, vivre, ha sabido potenciar, dar un giro más, haciéndolos más grandes, más sonoros, pequeños himnos musicales.
Llegado el momento, la banda desaparece, el señor Chaplin se cuelga su guitarra y Bend and break empieza a sonar. El público enmudece y tengo la sensación de que todos pensamos lo mismo. Esto no puede ser. La canción está desnuda y solo es arropada por los acordes y su voz. La canción es más musical que nunca, más grande, más potente, más canción.
La banda reaparece y con ella me doy cuenta de que hasta esta supuesta improvisación esta estudiada al detalle, totalmente sincronizados, perfectos, sin dar tregua al error y donde Chaplin no se toma ni un respiro rompiendo con la imagen que me habia creado tanto de el, como de grupo. Buena prueba de ello es la energia, los paseos por el escenario y el constante contacto con el publico, el derroche y el color de su camisa. Al empezar el concierto era roja y acabo completamente negra (de sudor, claro).
No es muy difícil darse cuenta que Perfect Symmetry en directo gana mucho. La realidad del directo es muy agradable dado que los temas no están tan cargados, llenos de adornos innecesarios, que si bien es cierto que tampoco quedan mal, en directo pierden lo superfluo y donde realmente mantienen la estructura base del estudio de grabación.
Y como todo tiene un final, este concierto, lamentablemente, también. No quiero abusar de la excitación y el subidón que el concierto me ha dejado y no me gustaría dejar de ser objetivo.
Noche de domingo especial, con casi 1:45 minutos de perfecto colocón Keane.
Quiero concluir diciendo que quien crea que Keane es un grupo para quinceañeros se equivoca. Quien piense que sus seguidores solo son niñatas histéricas se vuelve a equivocar y para los que piensen que son el grupo comercial de turno, sin más pretensiones que vender discos, solo puedo decirles que vayan a un concierto.