Uno de los mayores hijos de puta de la historia reciente, llamado Augusto Pinochet, tuvo finalmente su funeral con banda presidencial sobre el féretro.
Bajo unas medidas de seguridad extremas y con la ministra de defensa (que fue abucheada y agredida, abandonando el recinto antes de finalizar) como única representante del Gobierno el acto tuvo lugar en la Escuela Militar de Santiago.
Paralelamente las victimas de la dictadura del cabrón en cuestión recibieron un homenaje frente al Palacio de la Moneda, donde se encuentra el monumento a Salvador Allende y donde se pudieron ver claveles rojos en las manos de los asistentes.
Mientras, Maria José Ramudo, periodista de TVE fue agredida por un grupo de personas el lunes mientras cubría la noticia del velatorio. A gritos de “españoles, hijos de puta” consiguieron arrebatarle el micro, mientras la policía se dedicó a mirar lo sucedido sin tomar cartas en el asunto.
El señor en cuestión, una vez acabado el funeral, fue trastalado en helicóptero a una localidad costera llamada Concón donde será incinerado y no enterrado para evitar que su tumba sea profanada. Vaya, que mala suerte.
No lo puedo evitar: siento rabia. Rabia de saber que este señor se ha muerto de viejo y que no ha pagado por nada. Rabia de ver como han ido pasando los años y el y su familia han estado “toreando” en el ruedo. Rabia de saber que por un 0.1 % de lo que él ha hecho la gente da con sus huesos en la cárcel (en el mejor de los casos), así que no me sirve que ahora me digan que los que quedan en el proceso lo pagarán.
Parece que este mundo nunca cambiará y seguirá reinando la locura. Entonces, así, los muertos del dictador se tendrán que levantar de sus tumbas para llorarle, ponerse de riguroso dolor y luto, y pedir perdón a los familiares de pinochet para satisfacer el ego de los mismos una vez leídas las declaraciones de su nieto.