CRAZY, película que retrata el conficto homosexual entre un padre y su hijo, llegá a España avalada por su largo palmarés de premios y está basada en la vida del coguionista, François Boulay.
Los responsables de esta película canadiense, que no deja de ser el recuerdo de un niño convertido en hombre, explican que se trata de un «himno a la familia». Lo del himno, aún siendo un juego de palabras en boca de su director, le viene como anillo al dedo: la banda sonora del filme la ponen David Bowie, los Rolling Stones, Pink Floyd y Patsy Cline. Casi nada.
‘CRAZY.’ aprovecha los enredos familiares para revisionar la historia de este país norteamericano entre los años sesenta y ochenta. Sus costumbres, sus gentes, su cultura, su música, su literatura, su permisividad… Durante dos horas, se construye un canto a la tolerancia que invita a las nuevas generaciones a reflexionar sobre los errores cometidos por sus padres, más que nada para que ellos mismos no los repitan.
El 25 de diciembre de 1960 nace Zachary Beaulieu, protagonista de la historia. El chaval, criado y educado en una familia humilde y convencional con cinco hijos a los que alimentar, siempre ha tenido una necesidad perentoria de conseguir que su padre le aceptara tal y como es. Para lograrlo, intentará reprimir su verdadera condición sexual y accederá a realizar un viaje ‘terapéutico’ a Jerusalén para volver a casa hecho un hombre. Un tío. Un machote. Un tipo más masculino que los leñadores barbudos con camisas a cuadros.
El amor entre un padre y un hijo es el eje principal sobre el que gira una sólida ‘CRAZY.’. Jean-Marc Vallée invirtió 10 años de su vida en este proyecto, que definió en su tiempo como su «tarjeta de presentación artística». Encendió la cámara y dejó que Zachary Beaulieu contara su historia, con música y rebeldía, los porros y el alcohol, y retrocediera a los tiempos de la inocencia para hacer las paces con el hombre que le dio la vida.